TU LUZ, MI HOGUERA

Luces de navidad que se desvanecían para volver a nacer una vez más, se repetían las sombras, cambiaban los perfiles; su cara perfecta, sus ojos increíbles y yo que iba a morir ahí mismo. La música, ésa, la del disco que ella trajo, esa musiquita que hice se repitiera como un mantra una y otra vez iba calando más y más hondo en mí. Traté de que no se note mi voz quebrada, el temblor de mis manos, mis ojos la esquivaron todo lo que pudieron: “¿Por qué nadie se enamora de mí?” Se me cortó el aire, no supe que decir…, el tiempo deja de ser y trato de articular alguna frase que no me delate, que no sepa que me tiene tomado por completo, que estoy al borde de decirle que yo podría enamorarme en segundos. “Sos realmente hermosa, deberías saberlo”, creo que sonrió, quizás se dio cuenta, creo que le hizo bien escuchar eso aunque a mí me haya dejado devastado. Porque no me animé a más, porque una vez más el pánico acompañó mis más grandes inseguridades. Como un adolescente escribo mientras miro el celular, mientras me obligo a no llamar, no mandar mensajes, no dar más señales. Finalmente también es mi amiga, la quiero y la respeto.

Miedo a no perder…, miedo de mí mismo.

Miedo y sólo miedo.
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Riggy in Love