Un año eterno; un año de desencuentros, accidentes, operaciones, separaciones, enfermedades, muertes, inseguridad y locura.
Un año de orgullo y de miedo,
de tristezas repetidas y frustraciones conocidas.
¿Un año de mierda?
¡No!
Contra todo pronóstico, el 2009 está terminando divinamente bien.
No me quiero anticipar, pero el 2009 fue un año de aquellos años.
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