jueves, abril 29, 2010

SLASH! (¡Carajo!)

El mundo lo adora, es uno de los guitarristas más carismáticos que existen y este disco llegó para devolverme, por lo menos a mí, la fe en ese rock que daba por muerto (a pesar del efectivo golpe de Axl el año pasado).

El hombre se hace llamar Slash, dicen que rankea 21 entre los 50 mejores guitarristas del mundo y logró reunir a deidades de la talla de Ozzy Osbourne, Iggy Pop y Lemmy Kilmister, además de enormidades como Dave Grohl, Duff McKagan o Chris Cornell.

No escuché el disco entero, pero después de este primer tema, me chupa:
!Soy fan y pienso escuchar este disco el resto del 2010!

Para mí se está comiendo a Fergie, que aparece mucho en el disco.

martes, abril 20, 2010

I'm yours

Todavía duele; algunas cosas todavía duelen, pero llegó para traer la tranquilidad después de la paliza; los nervios y la música cuando todavía otras reverberaban en mis oídos mareados tras el sopado al tímpano; para acercar pequeñas certezas cuando de verdad, esa vez ya no había más nada.

¿Quién es Scarlett? Es una atrevida, una suicida, una loca que corrió el riesgo de quedar estampada cuan polilla bajo mi libro, que se la jugó al punto de la sangre, a tiro de lo que pudo ser el golpe más duro de su vida, su más grosero error.

Pero de verdad que ya no importa, porque aunque todo puede pasar, su apuesta le valió el riesgo, su atrevimiento mató el aturdimiento y devolvió -algo maltrecho- un horizonte perdido. Lo interesante es que todos los días lo cuida y lo arregla; lo modifica, le da perspectiva y lo cambia con la misma insolencia con la que se metió en mi vida en el momento menos oportuno. Algo que tengo que agradecerle, aunque también busqué: vaya que la chica atrae.

¿Quién es Scarlett? Es una auténtica morocha argentina, de ojos grandes y negros que brillan hasta en la oscuridad, dueña de una boca enorme que se atropella con palabras que inventa al paso, una señorita de una elegancia criolla como jamás vi: Scarlett es el nombre que le puse a la mujer que me cautivó y que me acompaña aún cuando todavía sobrevuelen fantasmas que mata con silencios y estoicismo, como sólo alguien que de verdad quiere puede hacer.

Es la niña que de tan atrevida terminó siendo la persona más inocente y pura que conocí, la única a quien respondo y que lo sepa: Scarlett, i'm yours.
Todavía duele; algunas cosas todavía duelen, pero llegó para traer -primero- la calma después de la paliza; los nervios y la música cuando todavía otros reverberaban en mis oídos mareados tras el sopado al tímpano; para acercar pequeñas certezas cuando de verdad, esa vez ya no había más nada y yo sólo temblaba.
¿Quién es Scarlett? Es una atrevida, una suicida, una loca de atar que corrió el riesgo de quedar estampada cuan polilla bajo mi libro, que se la jugó al punto de la sangre, a tiro de lo que pudo ser el golpe más duro de su vida, su más grosero error.
Pero de verdad ya no importa, porque aunque todo pueda pasar, su apuesta le valió el riesgo, su atrevimiento mató al aturdimiento y me devolvió -algo maltrecho- un horizonte perdido. Lo interesante es que todos los días lo cuida y lo arregla; lo modifica, le da nuevas perspectivas y lo cambia con la misma insolencia con la que se metió en mi vida en el momento menos oportuno. Algo que, sin dudas, tengo que agradecerle aunque tengo que decirlo, yo también busqué: la chica atrae, y mucho.
¿Quién es Scarlett? Es una auténtica morocha argentina, de ojos grandes y negros que brillan hasta en la oscuridad, dueña de una boca enorme que se atropella de palabras que inventa al paso, una señorita de una elegancia criolla como jamás vi: Scarlett es el nombre que le puse a la mujer que me cautivó a puntos insospechados y que me acompaña aún cuando todavía sobrevuelen fantasmas que mata con silencios y estoicismo, como solo una persona que sabe acompañar lo puede hacer. Scarlett es Shisi, y sólo a ella le respondo. Que se sepa, que lo sepa, amén.

miércoles, abril 07, 2010

Scarlett in black


Que sus recuerdos se vuelvan un sinsentido,
que su pelo se convierta en trazos grises llevados por el viento.
Que su timidez se entienda como pura cobardía,
y que su divinidad, se sepa, se perdió hace mucho tiempo.
Yo te espero acá, desde este espacio, para combatir aquello que supo ser tu cielo.
Que mi azabache la recubra integra para que su cuerpo se vuelva una quimera, un mal trago, un intento fallido de algo que no fue; ni quiero que sea jamás.
Scarlett from the blog