viernes, mayo 19, 2006

Chaqueñitos

Brian llora, Lucía me mira con sus ojos enormes y feliz me muestra dos muñecos que le regalaron. Sofía y los cachetes más gordos del mundo ya se fueron para el hotel y yo todavía sigo ahí entre todos esos niñitos. Entre esos chaqueñitos que doloridos, mareados, confundidos me miran como a un bicho raro. Es que estoy metido entre ellos con cámaras de televisión, estoy mezclándome en sus vidas, invadiendo su mal y haciéndoles creer algo que ni siquiera entienden.
Brian tiene los ojos más expresivos que haya conocido, tiene un año y está siete kilos por debajo del peso de un niño de su edad. Brian no camina, no habla, no come…, Brian ya no llora de hambre, hace tiempo se resignó. Va a llorar luego pero de dolor, de molestia y un médico horrible, un asqueroso político va a ignorarlo mucho. Yo voy a mirarlo, voy a insistir lo mínimo, pero Brian llora y eso es lo que hacen los bebes de la edad de Brian: llorar.
Sofía no tuvo dolor. Ella solamente va a mirar con sus ojitos chinos a todo aquel que se le acerque y al poco tiempo va a estar en el mejor de los mundos. Los agrotóxicos no afectaron su humor. Sofía va querer que su mamá le dé la teta otra vez. Sofía tiene seis meses y pesa cuatro kilos más que Brian. Para ella lo peor ya pasó y estuvo durmiendo. Solamente eso. Creo que Brian la pasó algo peor. Creo que mientras yo lloro, él y su desnutrición deben estar llorando también. ¿Alguien aparte de Brian y yo lloran esta noche? Que horrendo es saber que no, que esos mierdas pueden dormir tan en paz. Que finalmente todos dormimos en paz.
No puedo dejar de pensar que ellos tuvieron suerte, que ellos pudieron salir de su provincia tan pobre para entrar a un quirófano de alta complejidad en Buenos Aires. No puedo dejar de pensar en lo afortunados que son. Tampoco en lo hijos de mil putas que son todos los que los rodean y sacan provecho de esto. No puedo olvidarme que Lucía y su mamá están lejos de su tribu Mocoví del Chaco, metidas las dos en una salita amarilla de un hospital sin entender nada, sin poder moverse del miedo que les da esta gente, esta ciudad enorme. Del miedo que les doy yo mismo. Pero Lucía tiene ocho años y la espontaneidad es más fuerte. Lucía trata de hablar pero casi no puede, se maneja a señas y con su dedito clavado en mi espalda me muestra los dos muñecos que unas punteras le acaban de regalar. Lucía no entiende…, ella es feliz. Las cámaras hacen milagros y los muñecos aparecieron. Les metería el muñeco demagogo en el medio del orto pero Lucía está muy contenta.
Me cansa a veces todo esto. Me cansa leer imbéciles hablando de derechos humanos, de pendejos del orto esgrimiendo sus dos verdades memorizadas, me agotan los políticos, los periodistas, los charlatanes y opinólogos. Existen miles de Sofías en nuestro país, cientos de aborígenes que no tuvieron la suerte de Lucía y que todos los días un niñito igual que Brian cierra los ojos más expresivos del mundo porque en este país no es tan importante darle de comer a un bebe. A un bebe al que solamente le resta mirar con ojos enormes y resignados que ya nadie se acuerda de él.
Tengo algo que decir. Váyanse todos a la mismísima mierda y por favor: Qué tal si ponemos un poquito las patas en el barro y cerramos el orto.
Qué laburo de mierda el mío, no? Solamente espero que alguien lo vea, piense y se acuerde que más allá de la enorme farsa existe la periferia y que ahí van a encontrar esas enormes verdades olvidadas. Solamente espero que de algo sirva.
No importa cuántas veces lo veas, duele siempre como si fuera la primera vez.
Si esto no pasa algo está muy mal.
R.F.B.

sábado, mayo 13, 2006

miércoles, mayo 10, 2006

Es sólo una linda canción

¿Y qué pasa cuando finalmente conectás con vos?
Cuando te das cuenta que hay miles de cosas más allá de esas que aparecen como tan relevantes.
¿Qué pasa entonces?
Cuándo ves sufrir a esa amiga que adoptaste y ahí mismo te encontrás con aquella otra que te causó un dolor tan similar, ese mismo dolor que te hermana con la que hoy sufre.
¿Qué pasa cuando hacés sonar una inoportuna canción que lo destruye todo?
Esa que te fulmina como si jamás hubiera habido nada más que tu propio ser escondido detrás de mil farsas.
Cuándo te ves absolutamente desnudo ante una realidad que te es tan hostil. Cuándo no querés más que entender en qué momento te quedaste tan solo.
¿Qué pasa entonces?
Creo que es ahí dónde no hay más certezas. Todo cae al punto de cuestionar las decisiones más difíciles que hubo que tomar. Ahí dónde otra vez se te llena el mundo de dudas. Y sí: finalmente no tengo nada claro y hasta me dan bronca las oportunidades que se me presentan. Las que dejé pasar, las que tengo por delante, las que tengo que afrontar me guste o no.
Es cuando todo se llena de nada ¿no?
¡Maldita canción!
Es que uno de los periodistas más reconocidos y una de las personas que más respeto me llamaron a mi…, (sí, ¡a mi!) Y pidieron que trabaje con ellos.
Y dije que no…, (“es que todavía no vendo mi libertad”, pensé).
¿Qué pasa entonces? ¿Era para tanto? ¿Y si mi libertad ya está perdida?
Es que tenía la mejor nota y se la había ganado al canal más importante y me dejaron solo. Es que se cayó todo. Y yo que había jugado tan limpio (tan sano) y juro que quería hacer un bien. Pero eso no vale en ciertos lugares. (¿no?)
¿Qué pasa cuando eso ya no vale?
Es que necesito cambiar.
Es que necesito probar cosas nuevas.
Es que necesito crecer.
Es que mi amiguita está sufriendo y me encontré con su dolor y con una canción.
Es sólo eso.
No es tan trágico..., es sólo una linda canción.
(Y me gusta cantarle al blog..., y a sus bloggeros)
Love
Riggy

miércoles, mayo 03, 2006

PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME

¿En qué ando? ¿En dónde? ¿En qué momento me olvidé de todo eso?
Claro que no me lo olvidé.
La verdad que no tengo siquiera una idea Niño
Acá ando nomás, creo que como siempre..., a la espera.
En la eterna lucha, en esa lucha por mi lugar…
Es que todos buscamos lo mismo ¿no?
Ahí estoy. Y creo que estoy bien.
Estoy viendo anonadado que un montón de gente se pega en frente a una universidad.
Estoy viendo si finalmente hoy se va a destrabar mi aumento.
Estoy abrigándome porque está haciendo más frío que otros días.
Estoy viendo que nuevo camino tomar.
Es que me aburro fácil.
Es que soy inquieto.
Es que soy curioso.
Es que estoy insoportablemente cansado pero quiero más.
Me tomaron por completo. ¿Perdí toda esperanza?
¿Llegué a ese punto en que ya no puedo mirar para atrás y buscar algún otro lugar?
¡Claro que no!
Solamente estoy curioseando y viendo que círculo me irá a tocar.
Sólo eso. Y podría ser cualquiera…
Estoy metido en un baile difícil, un baile que pone a prueba muchas cosas:
mi entereza, mi ética profesional, mis utópicas ideas, mi propia sensibilidad.
¿Será tan bella la vida?
Mi apuesta es clara y yo creo que sí.
Espero no equivocarme porque entonces sí: perdí toda esperanza.
Heme aquí colega
Ante las puertas del infierno
Viendo día a día cómo se hace para ir mejorar en lo que elegí
Jurándome nunca tener que perder las esperanzas

Gracias por el disparador Niño
Espero venirte con novedades en breve…