martes, junio 24, 2008

Me arde... me quema

Alguna vez escribí...
"(...) cuando llegaba hecho mierda, cuando me sangraban las encías y no podía dormir, cuando mi psicóloga me dijo que tenía un clarísimo síndrome de burn out, dejé la tele".
Ahora escribo
Desde que tuve la maravillosa idea de hacerme periodista no paré nunca, en aquel momento sostenía -y aún sostengo- que había empezado tarde y mis años tenían que valer por dos y, para rematarla, tampoco tenía vacaciones y metía años por cuatro. Quizás en alguna matemática sea un cálculo posible, pero como las matemáticas me están vedadas desde que tengo memoria, es claramente un cálculo que atenta de forma directa en mi contra, pero sí: hice un considerable currílculum en estos años. Pero vuelvo a llegar hecho mierda a casa, y aunque todavía no me sangran las encías, apenas si puedo dormir y no, no quiero dejar todavía...
Ahora pienso
Estoy decididamente cansado y me encantaría que alguien me estuviera grabando en este momento, mitad yo, mitad no, mitad alguien que busca un horizonte que jamás se alínea en donde debería, que se resiste a aparecer por mucho lomo que le ponga, y por mucho que le ponga o sienta que finalmente lo rozo, va a existir una estructura perversa de país que me lo va a borrar casi sin que me entere. Y al final de mi camimo apurado, sólo voy a tener un nutrido CV, algunas buenas referencias y unos pocos amigos, tan perdidos como yo.
Ellos más jóvenes, yo más cansado.
Y sigo pensando...
Es que creo que estoy cansado de astros que intentan alinearse, y cuando finalmente lo hacen los revuelvo con una sola mano caprichosa y los dejo todos mareados, a los pobres que tanto habían hecho para encaminarme...
Y pensando...
El país se derrumba y cuando casi acariciaba mi meta más preciada, se desvanece ante mí, entonces me relajo un tiempo y veo un chiche que me quiero comprar y me privo porque sé, en el fondo sé, que sí tengo un horizonte y que es por eso que voy hipotecando mi propia vida, que con toda naturalidad transcurre mientras yo sigo para adelante, dejándola a ella muy atrás...
Ahora siento...
Y así sigo, entre que me arde y me quema, y el ideal romántico más perfecto que hay se presenta en forma de niña tímida que, con toda la ternura y la pureza que alguien puede imaginar, me llena de un amor que no se dice y me emociono al punto de temblar en medio de una caterva de nervios: dudas, intrigas, oscuridades. Y tener la certeza gélida de que no dejo relación por destruir. En mi ser todo piel intenté escribir y fallé, no tuve el coraje, no la inspiración... no las palabras.
Tengo la certeza (o casi)
De estar cansado, realmente. Me arde todo el cuero... y mi gente próxima tan víctima de mí.
De necesitar un horizonte, antes de que mi psicóloga me lo vueva a advertir. Y ya sea tarde...
De necesitar certezas y de no encontrarlas, de sacudirme de miedos que no puedo sacudir.
Pero sí...
Todavía tengo mis penas, mis noches, ahora más breves, y mi espíritu esperando entre el sueño, el cansancio y la vida. Son momentos en que todo se llena de nada..., una nada casi elegida que se evapora con la salida del sol y una violenta vorágine que espera que la agite, la exite y la acelere. De eso se trata y en la nada espero, sin agites, ni exitación...
Sin la niña del amor que no se dice (y ella dijo).

4 comentarios:

Victor dijo...

Uno necesita (aunque no lo sepa) un mínimo de previsibilidad. Saber -mas o menos- que va a pasar, mañana, el mes que viene. Yo soy cero planificador, surfista por vocación y elección, pero este nivel de macroincertidumbre y agresividad es insoportable, y daña la salud. Lamentablemente no tengo las fórmulas para resolver este punto, pero en cuanto tenga algo, aunque sea algunas pistas, te prometo que te las paso.

s2

Riggy from the blog dijo...

Más allá de mí, hay dos cosas que me llenan de imprevisibilidad. Una es este país prostituto, otra es mi profesión prostituta en este país.
(Amo a los dos prostitutos factores, además)
Aunque el problema soy yo, que quiero todo y tengo todo, pero todo "un poquito" mal.
Gracias por pasar, era dificil de comentar esta locura que escribí.
Abrazo

Anónimo dijo...

Que no es fácil, no es fácil. Que cuesta, cuesta. Pero la verdad, que sigo pensando que depende de uno.

Hay algo que hago siempre que me cuesta. Miro por arriba. Y no al cielo buscando una respuesta más grande. Miro los edificios de Buenos Aires ¿alguna vez te diste cuenta lo lindos que son? Y cuando comemos un asado ¿alguna vez te diste cuenta lo perfecto del momento en que tenés el matambre de cerdo con el vaso de vino al lado?

Pueden acusarme de simplista, pueden acusarme de no querer ver las cosas. Que piensen lo que quieran, yo estoy bien, pero por que lo elegi.

¿Está mal que esté contento por comprame una heladera y un lavarropas? Claro que no. Sobretodo por que atrás hay años de laburo hasta cualquier hora, muchas horas de lagrimas, y más aún por que adelante hay años con la mujer que elijo, hay muchos hijos hinchapelotas y que escuchen Red Hot Chili Peppers.

¿Te querés dar un gusto? Hacelo. O no. Pero que sea lo que quieras.

Sabés quien soy.

Riggy from the blog dijo...

Claro que sé quién sos...
Te delataste con el matambre de cerdo y el vino!! jajaja
Amigo, esto se llama Catarsis blog, y aunque vivo mucho más rápido de lo que quisiera, también sé que es elegido y que me puedo bajar en cualquier momento.
Ya me llegará la heladera y el lavarropas, mucho más me preocupa la chica que elija, la vengo chingando en ese tema...
Abrazo de gol
R.