domingo, agosto 07, 2005

Wolf in sheep’s clothing

Entró sigilosamente en aquella casa, sabía muy bien que no había nadie y a pesar de eso tenía miedo. Había planeado esa noche dos meses atrás y maldiciendo su cobardía robó y simplemente se fue.
En un pueblo como aquel las noticias corrían rápido y junto con su desayuno fue recibiendo los discretos comentarios de sus padres acerca de lo que iban leyendo del diario. Contuvo sus nervios mientras tragaba lentamente aquel amargo café.
Con las manos en los bolsillos y actitud despreocupada caminó por aquellos laberintos de tierra levantando polvo con las zapatillas. El pueblo se hallaba totalmente abocado al asunto, la policía buscaba pistas y trataba de calmar los nervios generalizados, incluso ellos estaban anonadados ante tal perversión.
En medio del camino los vio, lloraban. Quiso no sentir, se le hizo muy difícil, quiso seguir adelante pero los pies no respondían, esa gente realmente sufría. Podía ver la angustia en sus ojos, ellos no le prestaron atención y se sentó fuera de su vista. Mientras fumaba las cosas se fueron aclarando y se sintió mejor. Cuando volvió a dirigir la vista al lugar ya no estaban ahí, no se incorporó de inmediato pero lo hizo al cabo de unos minutos.
Al llegar a la avenida sintió miradas que lo acorralaban escudriñando cada centímetro de su ser. Siguió hasta el lugar que había elegido y lo deshizo en pedacitos: era blando, resbaladizo, el escalpelo ayudó en momentos en que sus dedos no podían separar las partes.
Después de un rato se durmió y soñó. Volaba, estaba solo y flotaba entre nubes muy rosas que lo mojaban, el líquido era suave y el olor dulce. Estuvo ahí, sabía que había estado ahí antes y cuando despertó en su celda recordó aquel lugar tan especial, bañado en la sangre del tan tierno recién nacido. Ahora podía morir contento, finalmente supo porqué sus días terminarían en aquella habitación..., aquella húmeda habitación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

IMPECABLE, SOS UN TALENTO!
IM/BS