miércoles, marzo 17, 2010

Ireneo, el insomne

El primer y único cuento que leí de Borges tenía ciertas líneas increíbles que nunca olvidé. Hoy, muchos años después, lo acabo de volver a leer y me volvió a parecer increíble que alguien pudiera imaginar algo así, quizás por el vértigo que produce, quizás porque yo apenas me acuerdo lo que me pasó ayer o hace un año, quizás porque la mayor parte de las anécdotas que cuentan mis amigos me son un misterio, y la mayoría de las veces me tienen como protagonista. Estoy terminando el cuarto libro al hilo de Borges. Me copé y está todo muy bien, pero hay párrafos insuperables y entre todo lo que leí hasta ahora este es el mejor:

"Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Y también: Mis sueños son como 1a vigilia de ustedes. Y también, hacia el alba: Mi memoría, señor, es como vacíadero de basuras. Una circunferencia en un pizarrón, un triángulo rectángulo, un rombo, son formas que podemos intuir plenamente; lo mismo le pasaba a Ireneo con las aborrascadas crines de un potro, con una punta de ganado en una cuchilla, con el fuego cambiante y con la innumerable ceniza, con las muchas caras de un muerto en un largo velorio. No sé cuántas estrellas veía en el cielo".

El cuento tiene, además, una frase que me dejó helado ahora que la volví a leer, quizás porque me identifica al punto del miedo. Y dice así:

"Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo"

(Yo le agregaría que dormir es como morir, pero Borges es Borges y el pobre Ireneo, insomne como yo, murió con sólo 21 años)

3 comentarios:

Dalma Longo dijo...

El sueño es un placer de dioses, es un maravilloso poder disfrutar de el. Vale la pena intentarlo. Es indescriptible la satisfacción que da hundirse entre las almohadas y apagar el despertador sabiendo que nada te importa, que el mundo puede terminar y vos no te enterás (ni te importa). Lejos de ser la muerte, el sueño (creo yo) cura.

Besos,

Dal.-

Riggy dijo...

Esa es la mente de una persona sana, que dista bastante de la mente de un persona insana, o insmone, como yo...
Gracias por pasar Dal...
Besos
R.

Anónimo dijo...

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